Continuamos el post inicial de esta mini-serie , en el que se comentan algunas reflexiones acerca del desembarco de los arquitectos en el mundo del trabajo , provenientes del idílico mundo de las Escuelas de Arquitectura.
Se repasan al tiempo , algunos de los errores mas comunes que por desconocimiento , suelen complicar el ejercicio profesional , no sólo al comienzo sino a veces durante largos periodos del mismo.
3 arte y precio del arquitecto
Volviendo al “esto es otra cosa” del primer punto … muchas veces el arquitecto se deja llevar por la pasión que pone en su trabajo porque la vena de arte que todo acto arquitectónico lleva implícita , nos hace ser profesionales anómalos en cierto sentido.
Basta con fijarse que a cualquier profesional de otras disciplinas , habría que recordarle aquello de : “ que el dinero no te ciegue y te deje actuar con profesionalidad y entrega”
Si embargo , es muy común entre arquitectos que conozco , empezando por mi mismo en otras épocas iniciales e incluso en estos tiempos de sequía , merecernos que alguien nos diga : “ que la obra y el gusto por lo que estás haciendo te deje acordarte de que tienes que cobrar…”.
A quien no le ha ocurrido eso de enfrascarse en un proyecto , responder a una petición de un cliente , ocuparse en un concurso de forma simultánea , etc, etc etc y así hasta el infinito y dejar de lado hacer unas minutas , mandarlas , perseguirlas , asediarlas y con un poco de suerte conseguir cobrarlas.
Esto es otra cosa , somos artistas , pero nuestro arte tiene un precio.
4 la confianza arquitecto-cliente es mutua pero no suficiente
Mas que un error , me gustaría en este caso hablar de algo que por ignorancia o por una pretendida seguridad autosuficiente que algunas veces se adjudica el arquitecto , deja un cabo suelto en la cadena que supone la relación con el cliente.
La confianza en el cliente y la que el profesional le da a aquel , no es suficiente.
Volvamos a la realidad o mejor dicho al realismo.
La confianza tiene que estar respaldada por un papel , el contrato.
Ningún profesional de otros campos , ejecuta trabajos , realiza gestiones , modifica trabajos previos , o dedica tiempo a temas o encargos que no hayan sido previamente sentenciados en un contrato , con unas cláusulas perfectamente estudiadas y definidas.
Es error frecuente en arquitectos , no solo al inicio del ejercicio sino incluso con años de experiencia , atender , basado en una sólida confianza de palabra arquitecto-cliente , a trabajos , modificaciones , ampliaciones , versiones de planos , etc… fuera de contrato y casi siempre con consecuencias de responsabilidad no calculadas para el técnico y que no son remuneradas y se dan por implícitas en el encargo.
Enlazando con puntos anteriores , desprender al estudio de arquitectura de la realidad empresa-negocio lleva a no ser tomado en serio administrativamente por los clientes y favorece los abusos de aquellos.
Eres toreado en el precio , eres estoqueado en el pago y terminas siendo apuntillado en la reclamación para que pague tu seguro.
La confianza con el cliente debe ser mutua y lo mas fuerte posible , pero no es suficiente.
Una idea al respecto :
En mis contratos siempre pongo una cláusula de extinción del mismo en caso de pérdida de la confianza técnica en el arquitecto por parte del cliente , especialmente si es manifiesta o expresada ante testigos u otros agentes relacionados con la obra.
Os aseguro que me ha salvado al menos una vez de una situación comprometida y sobre todo de trabajar en contra de un cliente , situación que no es nada agradable.
Es la diferencia entre un buen contrato y la confianza a secas.
Este fue el segundo de una serie de 5 reflexiones que publicamos de forma continuada en estos dias.
Hemos publicado los siguientes errores que te pueden interesar :
En el próximo y último artículo , desarrollaremos el siguiente error :
Seguro que se te ocurren otros 5 ó mas errores como estos.
Incluso no estarás de acuerdo con algunos de los hasta ahora expuestos.
Publicaremos una segunda mini-serie de posts con los errores que nos propongas.